Montañeses...
Casi como si el concomitante deseo acudiera a mi puerta
un silencio me llama...
Toca a mi puerta como si la nada fuera a inmiscuirse otra vez en mi vida
y sin embargo, un extraño candor se cuela por su lado...
Pícaro sonido de flautas... Esquivo miedo a esa nada...
Me besa los labios la humedad de un rocío absurdo,
casi un estático sudor de miel.
Una brizna de ausencia que se va con el viento...
Un abismo que se abre en mi cabeza...
Una jaula que se vuela...
Un pantano que se licúa...
El placer se estabiliza en punto nieve,
y corre un flexible viento a jazmines
junto con mi nariz.
(suelo morderme la boca cuando viene)
Se me escapa la razón por mi ventana.
Se va más lejos que ella.
Se mueven las manos cual ajedrecista...
Y sin vueltas
me convierto en trompo.
El cielo en amarillo,
guindado en almíbar,
y un extraño resplandor a paz
que me devora.
Carne, sed, pasión...
Sentimientos esquivos de una hoja curva
que se hunde entre mi marrón y mi nieve...
Resbalo por la cuesta hasta hacer imágenes
de dudoso contenido artístico...
(me envuelvo en zapatos rojos)
Subo, y subo, y sigo subiendo...
Entre cardos y narcisos...
Y me subo a mi...
Me escabullo del pasado
y me crezco.
(el plagado espiral espinoso)
me corroe, me muerde, me excita
sin pausas de silencio.
Nace un zorzal del zonda...
y me canta oraciones yuxtapuestas.
Fuego de Ángeles...
un silencio me llama...
Toca a mi puerta como si la nada fuera a inmiscuirse otra vez en mi vida
y sin embargo, un extraño candor se cuela por su lado...
Pícaro sonido de flautas... Esquivo miedo a esa nada...
Me besa los labios la humedad de un rocío absurdo,
casi un estático sudor de miel.
Una brizna de ausencia que se va con el viento...
Un abismo que se abre en mi cabeza...
Una jaula que se vuela...
Un pantano que se licúa...
El placer se estabiliza en punto nieve,
y corre un flexible viento a jazmines
junto con mi nariz.
(suelo morderme la boca cuando viene)
Se me escapa la razón por mi ventana.
Se va más lejos que ella.
Se mueven las manos cual ajedrecista...
Y sin vueltas
me convierto en trompo.
El cielo en amarillo,
guindado en almíbar,
y un extraño resplandor a paz
que me devora.
Carne, sed, pasión...
Sentimientos esquivos de una hoja curva
que se hunde entre mi marrón y mi nieve...
Resbalo por la cuesta hasta hacer imágenes
de dudoso contenido artístico...
(me envuelvo en zapatos rojos)
Subo, y subo, y sigo subiendo...
Entre cardos y narcisos...
Y me subo a mi...
Me escabullo del pasado
y me crezco.
(el plagado espiral espinoso)
me corroe, me muerde, me excita
sin pausas de silencio.
Nace un zorzal del zonda...
y me canta oraciones yuxtapuestas.
Fuego de Ángeles...